Mi experiencia y lectura.

Esto, era como yo lo percibía mientras leía. Pero no era como me sentía, aclaro, yo estaba muy inquieto. Solo una persona inquieta puede buscar tanto, tanto. Si miro para atrás, en ese tiempo estaba trabajando mucho mi árbol genealógico, tratando de comprender, encendiendo luces en los automatismos familiares, en sus creencias rígidas y temperamentales. Ya entonces sabía que los ancestros viven en nuestro cuerpo, justo entre medio de los músculos, los podía sentir. Época esa de mucha incomodidad institucional también, y de dolor en las relaciones más íntimas. Así, con el espíritu desencajado totalmente del cuerpo, leía.
La benevolente alegría con que Gendlin me explicaba el proceso humano de cuerpo-emoción-mente cambiando, me ayudó a conocer más y sin quererlo, a liberar un cierto agrado, un incipiente amorío, con aquella condición humana con que más enemistado estaba. Siempre me costó ser humano, y claro está que no tengo otra elección de Ser, salvo, no ser.
Me acerque buscando una técnica, y como ingeniero que soy, cuando algo está roto, se busca el manual y se desarma la máquina. Me encontré con terapéuticos conceptos que me brindaba un filósofo, que hacía divulgación de conocimiento científico, y escribía desde su experiencia. Eso fue tan raro como transformador. Había pasos, pero me sorprendieron los conceptos y eso cambió en absoluto mi conciencia. El punto crucial de ese cambio, fue esa reconciliación afectiva con la condición humana. Conocer, tiene ese poder.
¿Cuál es mi parte favorita?

Les contaré más sobre este buen-amor mío, por lo pronto quienes quieran aprender de mi mano la Escucha Corporal tienen la oportunidad de sumarse estos grupos de lectura e investigación que estoy creando.
2020:
Empezamos el 28 de Mayo.
2021:
Empezamos el 20 de Enero
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Tomá asiento, te le como comienza el libro. Escuchá…